Friday, September 28, 2007

Ved al Dragón

Hola a todos.

Tienen un poco de tiempo que no hay algo nuevo en este blogg, por lo mismo decidí colocar fotografías de una de mis figuras de plastilina favoritas, se trata de una dragón de 26 cm de largo, 6.5 cm de alto y 8 cm de ancho; no tiene alas por el peso tan grande que hubieran significado y la dificultad para sostenerlas en la postura en que se encontrarían, de hecho es muy pesado para el esqueleto de alambre que posee, esa es la razón de que no sea muy alto.

Está basado en la forma básica de un iguanodonte, aun que se encuentra estilizado, de forma tal que el tronco es pequeño, mientras que las extremidades, la cola y la cabeza son grandes. Los mayores detalles se encuentran en las escamas y los picos, puestos cada uno de forma individual.

Bien, disfruten de las imágenes.


































































En otra cosa, antes de despedirme, en breve publicare el final del Capítulo O de Mithdraug.
Hasta luego.

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Thursday, September 20, 2007

Mithdraug - Capitulo 0: De la casa de Eöl

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En pocas ocasiones regresó Eöl al palacio, la mayor parte de ellas fueron cuando los enanos comenzaron los trabajos con el fin de hacer armas para Thingol. Fue en esos viajes que Eöl aprendió de herrería, conoció al mismo Telchar de Nogrod, supo del trabajo del bronce, el hierro y el acero.

Como consecuencia, el taller se convirtió en un horno para la forja, todos los varones debieron aprender las artes del metal. También comenzaron los viajes de Eöl a las afueras del bosque, para buscar la materia prima de su nueva afición.

Por no encontrar suficiente hierro, Eöl tubo que mantener en un principio comercio con los elfos de Menegroth, ya que estos a su vez eran los que compraban el material a los enanos. Debido a los problemas en la construcción, quienes hicieron esos recorridos fueron Gond, Tâliramed, Êletin y Alfirin.

La que antes fue una Silobeingwenni, era bien recibida por muchos que la amaron mientras vivía en el palacio, a pesar de todo. Por lo mismo, las pocas veces que no pudieron regresar el mismo día, les era fácil encontrar algún sitio acogedor en el cual dormir. Pero hubo unos que nunca los perdieron de vista y cuyo rencor se podía ver en la mirada, en ese grupo hubo alguien que seguía a sus amigos, mas el amor y no la ira fue su motivo.

En ese tiempo nació el hijo de Târdoron y de Rosselaer, Polranc, que fue el primero que aprendió la herrería desde la infancia.

El día en que por orden de Eöl, Gond quedo con los enanos para poder comprar a ellos el metal y ya no tener que ir a Menegroth, los elfos de Maercamim les cerraron el paso. Quizá todo hubiera terminado en tragedia, de no ser por que Ayakidim dio la alarme, diciendo que unos Avari salvajes habían entrado al bosque.

Los agresores huyeron por el acercamiento de la guardia, cuando preguntaron por los criminales, lo único que pudieron decir fue la dirección en que escaparon, ya que Alfirin no quiso dar sus nombres.

Tiempo después, en la misma época en que Melkor fue liberado y que por medio de engaños se ganaba la confianza de los Noldor, Ayakidim llego a la casa de Eöl para preguntar por la salud de aquellos a quienes salvo. Eöl lo vio con desconfianza.

Cuando el elfo regreso en otra ocasión y le pidió vivir con ellos un tiempo, el amo se negó. Pero Gond lo apoyo y le hablo a su amo sobre la hazaña del elfo, de todas maneras no le agrado la propuesto. Con el fin de hacer que el extraño desistiera, y por que aun la oscuridad no hacia presa de su corazon como para correrlo sin motivo, Eöl le dijo que trabajaría en la forja como todos los demás, Ayakidim lo aceptaba. Por un instante el amo se quiso negar rotundamente, pero al recordar los rumores de los enanos y algunos de los peligros que quizá enfrentara en sus viajes a las afueras del bosque, decidió tenerlo por un tiempo.

Ayakidim sufrió con los trabajos en la herrería, por lo cual disfruto mucho con los viajes de exploración. Poco a poco se fue haciendo evidente el motivo de que no se fuera, ya que nunca perdía la oportunidad de estar con Êletin, lo cual complació a Gond e intento que su hija le correspondiera. Pero Êletin no sentía aprecio por Ayakidim y a pesar de que su conducta fue cortés, nunca acepto su amor.

Después de mucho tiempo de cortejar a Êletin y de vivir en la casa de Gond, Ayakidim decidió partir por el rechazo. A Gond no le agrado su partida, trato de convencerlo por varios medios e incluso discutió con su hija mayor. Pero ella se mantuvo firme.

Eöl le dio la autorización para partir, aclarándole antes que nunca podría regresar si se iba de esa forma.

En el momento en que Ayakidim estuvo a punto de dejar las tierra de Eöl, fue detenido por una frágil figura en el camino. Era Rossethuir, quien se enamoro de él y viendo que la separación se hacía eminente, intento convencerlo para que se quedara. Eso lo desconcertó, pero de todas maneras se partio.

Durante el tiempo que siguió, las habilidades del herrero y si gente aumentaron día a día. Junto con la brecha entre Êletin y Rossethuir, la primera intento que no hubiera separación; pero cuando su hermana le reclamo por ser la causa de que su amado se fuera para siempre, sin tratar de entender lo que realmente ocurrió y engañándose sobre las intenciones de Ayakidim, Êletin decidió no seguir adelante con la reconciliación.

En esa época nacieron las hijos gemelos de Beinglinn y Mithendô, cuyos nombres fueron Khorkan y Khorndak, aunque estos se les dieron pocos años después.
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En el tiempo en el Melkor logro enemistar a los príncipes de los Noldor y en que les hablo acerca de las armas, así como de falsas traiciones que los engañados hicieron verdad. Eöl y Garatndam exploraban tierra lejos del bosque en la parte este, cuando vieron como algo cayo del cielo envuelto en llamas y se adentro en Nan Elmoth.

El bosque de Nan Elmoth fue uno de los más hermosos y gloriosos de la época bajo las estrellas, ya que fue ahí donde Ëlwe se encontró con Melian e iniciaron su reinado juntos. Pero esa belleza se convirtió poco a poco en misterio y abandono cuando se mudaron al Noroeste para establecerse en Menegroth, por esa razón Eöl y Garatndam fueron los únicos en observar la caída de la roca del cielo.

Ambos fueron a investigar y fue en esa ocasión en que Eöl encontró la materia prima para la más grande de sus obras, tomaron lo que pudieron y regresaron al hogar. Ahí Eöl experimento con todo a su disposición hasta crear el galvorn, en estas labores sólo acepto la ayuda de Garatndam y de Merékgwaew, el más reservado de los hijos de Gond. Durante mucho tiempo mantuvo el secreto de su descubrimiento, incluso a los mismos enanos se los oculto.

Eöl intento mantener su unión con los enanos, sin la intromisión de los demás Sindar, por lo que en una ocasión recibió a Etain y Emain, familiares de Telchar. Por designios del destino, esa visita ocurrió al mismo tiempo en que Melkor cruzo a la Tierra Media para huir de los Valar y en que sus balrogs tuvieron que salvarlo de su aliada. El grito que lanzo fue escuchado hasta el sur de Region, se tomo como un augurio de futuras desgracias. Por ellos los enanos se alejaron para resolver sus asuntos lo antes posible y regresar a sus mansiones.


Poco tiempo después de que los enanos se fueron, volvió Ayakidim a la casa de Eöl, el motivo que lo impulso fue la posibilidad de unirse a la familia de Gond por medio de la boda con Rossethuir. Pero debo asegurarle que no fue el amor a ella la razón de su regreso.

Eöl no lo acepto y cuando lo amenazó con su espada de galvorn, escucharon ruidos extraños desde la distancia. La tranquilidad del bosque se irrumpió, se sintieron amenazados por un peligro antiguo y reforzado, por lo que dejaron la discusión de ese momento y fueron a ver la causa de ese escándalo.

Lo que vieron los dejo espantados, observaron como cientos de orcos bajaban siguiendo la corriente del Celon, así como una ueste tan numerosa que pudieron verla atravesando las montañas y tenían como camino al Gelion.

El terror se apodero de todos, volvieron al hogar, recogieron todas las armas hechas hasta el momento, sacaron las monturas para que llevaran a las mujeres y a los niños en la huida e iniciaron la defensa.

Todos se armaron con yelmos, petos, espadas y hachas. Êletin fue la única de las mujeres que no quiso escapar, de modo que también se armo para el combate. Ayakidim se alisto con todos para la lucha.

Por fin las mujeres fueron en dirección al palacio para pedir auxilio, con Polranc escoltándolas. Pero los hijos de Mithendô se escurrieron y sin el permiso de nadie, siguieron a los adultos. Mientras tanto los orcos se separaron en grupos, entraron en el bosque en distintos puntos para ver si podían llegar a casas y familias de elfos diseminadas.

Desde la penumbra en la entrada del bosque, comenzaron la defensa. Ayakidim mato a la vanguardia del grupo que se acerco a la casa de Eöl, los orcos fueron en la dirección de la que llegaban las flechas para matar a los defensores; pero aprovechando la protección de los árboles, así como sus ropas oscuras, Garatndam, Târdoron, Mereksîr y Mithendô atacaron la retaguardia, matándolos antes de que pudieran avisar a sus compañeros.

Cuando se dieron cuenta los orcos, uno de ellos trato de tocar el cuerno. Pero Ayakidim le atravesó la garganta con una flecha, la confusión hizo presa de los agresores, por lo que Eöl, Gond, Êletin, Merékgwaew y Tâliramed aprovecharon para eliminarlos.

Una vez muerto el primer grupo de orcos, Ayakidim trato de recuperar las flechas gastados; pero casi la mitad de ellas habían sido rotas por las ropas de hierro de los orcos. Cuando examinaron sus propias armas y las del enemigo, se alegraron de haber aprendido del arte de los enanos, ya que sin él no se hubieran podido defender. Eöl también vio la gloria de su espada, la cual relució, parecía que el metal negro había disfrutado con el derramamiento de sangre y quería más.

Escucharon ruidos cerca, se dieron cuenta de que más orcos iban hacia ellos, por lo que se escondieron lo mejor que pudieron y atacaron al siguiente grupo de orcos. Les dieron muerte a todos, pero en esta ocasión Mithendô fue herido en un brazo y Merékgwaew recibió un corte en una pierna. En ese instante se escuchó ruido desde la casa, por lo que volvieron la más rápido posible y descubrieron que una partida de orcos habían llegado a ella.

Lo primero que vieron fue cuando los orcos prendían fuego a la herrería cerrada, atacaron a los enemigos con un gran odio, la espada de Eöl relució con ira cuando reflejo las llamas y provocó terror en las orcos. Algunos huyeron, mientras otros se quedaron para recibirlos.

Desde la herrería se escucharon gritos, al ver a una ventana descubrieron que los niños se encontraban dentro, entre Êletin, Meréksîr y Tâliramed lograron sacarlo. Pero los orcos que habían huido regresaron cuando vieron que los defensores eran menos, por lo que todos tuvieron que pelear.

Lograron salir con la muerte de casi todos los orcos y se dirigieron al norte, pero no habían caminado mucho cuando encontraron a los enanos de Etain y Emain, los cuales intentaban encontrar un camino de regreso a su hogar. En ese instante comenzó a llover.

Con la ayuda de los 20 enanos de la comitiva, volvieron y mataron a los orcos. Usaron las armas y herramientas que sobrevivieron al incendio de la herrería, improvisaron una pequeña fortificación, atendieron a los heridos lo mejor posible y esperaron el siguiente embate.

Los que también sufrieron daño en la última batalla fueron Târdoron y Gond, a Êletin la alcanzó una daga en el hombre, pero se negó a parar para ser atendida. Junto con ellos, 4 enanos habían sido heridos y 2 murieron.

Cuando creyeron que sería su fin, ya que los orcos los rodearon, escucharon los cuernos de batalla, el ejercito de Menegroth se acerco al lugar y los orcos escaparon.

Cuando el ejercito paso cerca, Ayakidim y Meréksîr se unieron a él, mientras el resto inicio los trabajos de reconstrucción. Fue entonces que los niños dijeron que los orcos atacaron y que al descubrir la herrería intentaron apoderarse de todo su contenido, sobretodo del metal negro, ese fue el motivo de que se encerraran adentro. Este fue el hecho por lo cual sus nombres fueron cambiados a los que le he dicho.

El seguimiento de la batalla lo ha de conocer usted muy bien, ya que fue el primer combate en Beleriand y el motivo por lo que se creo el reino de Doriath, con su frontera principal dada por la cintura de Melian. Pero algunos orcos quedaron dispersos en el bosque, atacaron antes de que se les descubriera y diera muerte, debido a lo cual los trabajos de reconstrucción no fueron tranquilos. Hasta que algo por completo inesperado ocurrió, por que Ithil se elevo en el cielo y al verla, todo orco que vagara aun en Beleriand, huyo aterrado a la oscuridad de Angband.

Con las labores emprendidas lo único que se pudo hacer fue improvisar un refugio, juntar todos los alimentos posibles y rescatar la herrería. Lo que se salvo fueron las piezas de hierro, bronce y acero, aunque mostraron quemaduras, e incluso algunas de bronce se derritieron en los puntos más delicados. Todo lo de oro, plata y cobre fue destruido, en su lugar se encontraron charcos de metal fundido. Pero esas perdidas fueron minúsculas para Eöl, por que su amado galvorn estaba intacto y ni el humo ni el calor intenso lograron hacer que perdiera su brillo azuloso.

Poco después regresaron las mujeres al hogar, contaron que sufrieron un ataque en la huida; pero Polranc, Lothethuir y Maltaklaro se encargaron de defender la retaguardia, tanto Polranc como Lothethuir fueron heridos, sin embargo no dejaron que algún orco se acercara. Lograron juntarse con otros que escaparon de los orcos y entre todos se protegieron mejor, mas las historias de los otros elfos fueron mucho más trágicas, por que debido a la falta de armas, murieron en gran número antes de juntarse.

Consiguieron llegar hasta el ejercito de Menegroth que ya iba en camino y les contaron de la enorme glamhoth con dirección a los 7 ríos. Por eso fue que la armada de Thingol tomo esa dirección.

Cuando el séptimo ciclo de Ithil termino, regresaron Meréksîr y Ayakidim a la casa de Eöl, contaron historias de grandes peligros en el norte, así como de una gran derrota sufrida por Melkor, bajo las espadas de unos mensajeros de Aman. Al señor de la casa no le agradaron las nuevas, por que sospecho que una extraña y terrible relación existía entre el regreso del enemigo y la de los supuestos salvadores que peleaban con él en el norte.

Fue entonces que Eöl acepto a Ayakidim entre los suyos, tanto por la necesidad de hubiera más defensores y eran atacados nuevamente, ayudara en los trabajos para reconstruir la armeria.

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Friday, September 14, 2007

Un Minotauro

Hola a todos.
En esta ocasión quiero mostrarle las fotos de de una figura más de plastilina, es la de un minotauro, cuyas dimensiones son 11.6 cm de alto, 5.1 cm de ancho y 7 cm de largo. Como en el caso de las figuras anteriores, esta cubierto de pegamento blanco, su esqueleto esta hecho de alambre galvanizado, y se encuentra estilizado de la misma forma que las figuras humanas que les mostré es otro momento.

Espero que las imágenes les agraden.
























































Mithdraug - Capitulo 0: De la casa de Eöl

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Después de un día le permitieron regresar a Menegroth, Meréksîr se entero por Mithendô de que una hermosa joven de cabellos negros lo había buscado en su ausencia, dicha dama pregunto por un joven mensajero con el cual tenía un asunto pendiente. Pero no quiso dar alguna explicación de sus motivo o donde se conocieron, le comento que su presencia en el lugar de construcción a todos los dejo sorprendidos y maravillados, con excepción de Eöl y de Garatndam, a quienes les causo desconfianza.

También le dijo que cuando apareció, el primero en acercarse fue Daeron, él cual dio la impresión de conocerla, le hizo algunos comentarios sobre el peligro de estar en las galerías en construcción y que Maçcamim se encontraba en el Ala Norte. Sin embargo ella no le dio importancia, se despidió cortésmente, se dirigió a Merékgwaew por ser el más cercano, le planteo sus dudas y después de que él le contestara que había sido encomendado a una empresa muy tardada, ella se fue.

Esa información lleno de alegría el corazón de Meréksîr, por lo que quiso salir a buscarla. Pero Garatndam se puso frente a él y le dijo que regresaría a casa, Meréksîr se negó de inmediato y trato de convencerlo de que se le permitiera quedarse, mas sus ruegos fueron inútiles.

De inmediato intento suplicar a Eöl para que se le permitiera quedarse, por que sabia que si lo alejaban de Menegroth, nunca más vería a Alfirin. La escena llamo la atención de Daeron y de los enanos, lo que irrito aun más a Eöl.

La ira de Eöl era causada por saber que debido a una mujer, Meréksîr había puesto en peligro los trabajos. Pero el destino, con su típica ironía intervino aquí, de la misma forma en que lo ha hecho en tantas ocasiones y como lo seguirá haciendo hasta el final del tiempo.

Daeron pregunto a Meréksîr:

- ¿Eres tu al que vino a buscas Alfirin?
- Si, es él- contesto Mithendô.
- Pues entonces debes saber que te conviene la expulsión de aquí, por que ella es la amada de Maçcamim y acabara contigo si se entera que te has atrevido a verla, tu, simple sirviente.

Un destello se percibió en los ojos de Eöl. En el momento en que Garatndam iba a arrojar a Meréksîr por una gran escalinata, Eöl le dijo.

- Espera Garatndam, viejo amigo- se acerco al chico y le dijo- ¿Estas arrepentido de desobedecerme?
- Si Hîr.- contesto Meréksîr al mismo tiempo que bajo la mirada.
- ¿Cumplirás mis ordenes?
- Si Hîr.
- Entonces te quedarás, mas permanecerás aquí en la galería y trabajaras en la construcción. No saldrás a menos que yo te lo permita.

La sorpresa de todos fue enorme, incluso el mismo hijo de Gond era incapaz de creerlo, tan solo Eöl permaneció inmutable. Después de eso, Meréksîr trabajo en la galería, tenía ganas de ver a Alfirin; pero el temor de ser descubierto y enviado a casa lo contuvo.

A Daeron no le gusto la decisión de Eöl, le contó todo a Maçcamim y este se molesto aun más. Intento convencer a Alfirin para que le dijera la verdad, pero ella guardo silencio.

Una noche en que todos dormían, Meréksîr salió del Ala Este y trato de encontrar a Alfirin. Anduvo cerca de la cámara de las Silobeingwennim, aun que no se atrevió a entrar de nuevo. Recorrió algunos de los pasillos más importantes e incluso salió al bosque a respirar el aire fresco.

Tuvo un encuentro muy extraño, el cual reforzó sus ánimos. Volvió al palacio y cerca de la puerta encontró lo que había estado buscando. Vio a Alfirin pasear entre las flores, paresia triste, cuando él se acerco ella volteo y sus miradas de cruzaron. Esa noche declararon lo que cada uno sentía e intercambiaron votos de amor.

Cuando el joven regreso a la galería, todo pareció normal. Lo que él no supo fue que Eöl mismo lo vio salir y que a su vez, Laugtim se percato de la ausencia de Alfirin.

Los trabajos en el Ala Este se acercaron a su fin, mientras tanto creció la amistad de Eöl con Finn y Bregia; tanto su habilidad como la de los suyos seguían siendo inferiores a la de los enanos, pero las mejoras fueron sustanciales. Por otro lado, los enanos vieron con admiración el arte de Daeron y a pesar de que él no tenía amor por los gonnhirrim, tomo con agrado la estima de ellos en las Cirth; aun que esto a su vez le provoco tristeza, ya que hubiera preferido esa misma reacción entre los suyos.

En los últimos días antes de ir al Ala Norte, Eöl vigilo personalmente el trabajo de Meréksîr, lo corrigió a cada instante y le exigió una mayor tenacidad con cada labor. No menciono los escapes del hijo de Gond, los cuales nunca le fueron desconocidos, mas en respuesta aumentó gradualmente la presión.

Después de un tiempo, los trabajos en el Ala Este terminaron y todos se desplazaron al Ala Norte. El recibimiento fue frío, pero la ayuda en las labores fueron agradecidas. Ahora que Daeron y Maçcamim se veían todo el tiempo, le señalo en secreto al elfo de Eöl que había sido buscado por Alfirin; lo que provoco una mayor presión sobre Meréksîr, ya que la gente de los hijos de Nárkaras lo molestaron a cada instante e intentaron entorpecer su trabajo.

Poco antes de que terminara la participación de la gente de Eöl en la construcción, Alfirin y Meréksîr se vieron cerca del lugar en que el joven elfo tuvo su extraño encuentro la primer ocasión que escapo de la galería. Ambos contemplaron las estrellas y hablaron de planes de amor, de los sueños más íntimos de cada uno, así como de fantasías en las que cada uno podía librarse de sus responsabilidades.

Por que Alfirin tenia deberes que cumplir como una de las Silobeingwennim, tales como estar siempre al lado de la reina o de su hija, estar presente en todos los eventos importantes del reino, cuidar de la reina y de todo lo que le perteneciera; por ello, nunca debía alejarse del palacio sin autorización, siempre debía vestir de blanco como símbolo de su posición y pureza, no debía entregar su virtud a nadie ni casarse sin la autorización de la Hiril Melian. Estos aspectos pueden parecer severos, pero se debe entender que para ser una Silobeingwennim era necesario tener la gracia de las golondrinas, la delicadeza de una rosa, la belleza de una estrella y lo más importante, aceptar el cargo por libre albedrío, con los votos que este exigía.

En ese momento apareció Maçcamim, quien los busco por los alrededores. Intento llevar a Alfirin de regreso al palacio, pero ella no quiso apartarse de Meréksîr, por lo que el odio se apodero de Maçcamim y trato de herir al joven elfo con una daga.

Alfirin ayudo a su amado y ambos escaparan dejando atrás a Maçcamim. Él regreso a Menegroth y expuso la situación a unos cuanto, alterando los hechos, con lo que inicio la cacería de la pareja.

Los capturaron a tres leguas al norte del río Esgalduin, debido al número de perseguidores y al cansancio de Alfirin en la frenética carrera. Una vez atrapados, fueron llevados al palacio con la idea de castigar al hijo de Gond. Una multitud de gente los espero en la entrada del palacio, en cuya vanguardia encontraron a Eöl y a Garatndam. La situación no fue del agrado de Maçcamim, quien deseo cumplir con su venganza sin la intromisión de otros.

Cuando los jóvenes fueron llevados ante el rey, la sorpresa y conmoción lleno a los presentes, ya que Alfirin siempre se tomo como la más bella, dulce y leal de las Silobeingwennim. Mientras que a los sirvientes de Eöl se les veía con desprecio por muchos y la estima por Maçcamim era grande en todos.

Los Sindar no dudaron en las palabras de su artesano, a Alfirin algunos la vieron con pena, pero otros se mostraron duros con ella cuando Laugtim narro los extraños hechos en la Cámara de descanso y sus escapadas secretas. Eöl permaneció cayado todo el tiempo.

En un arranque de ira, Maçcamim arremetió contra toda la casa de Eöl y en esta ocasión Garatndam fue quien alego contra el hijo de Nárkaras. Narro los acosos de Maçcamim sobre el joven, junto con las palabra arrogantes que dijo el día de la llegada de Bregia y que pusieron en riesgo la ayuda de los enanos.

Nada de lo dicho fue del agrado de Elu Thingol, sobre todo por que esa rencilla personal fue muy evidente para él y le pareció un obstáculo absurdo para sus deseos.

En el instante en que iba a dictar su juicio alguien más tomo la palabra, la mismo Luthien, que pidió por comprensión asía la pareja y para que se buscara la verdad, ya que su amistad con Alfirin era grande.

El rey escucho a su amada hija, le permitió a Alfirin explicar su comportamiento y los hechos. Ella hablo con las palabras del corazón e inundo el espíritu de los presentes, contó la verdad de lo ocurrido y su amor por el sirviente de Eöl. Tras lo cual todos guardaron silencio, Melian dijo algo al rey y este asintió.

Finalmente el rey encontró culpa en el actuar de Maçcamim, por interponer asuntos personales al deber y hacer mal uso del poder otorgado; por ello le quito el mando en las labores, le impidió dejar los trabajos hasta que estos terminaran y asigno a un elfo llamado Daeradab como el nuevo encargado. En el caso de Meréksîr, el rey dijo que la ofensa había sido para Eöl, por lo cual él tendría que hacerse cargo del castigo del joven. También dijo que el destino de Alfirin sería dado por la reina en su momento, ya que era su doncella y la imagen manchada era para las Silobeingwennim.

Una vez hecho esto, el rey dio por terminado el juicio y los presentes se retiraron del gran salón. Cuando los únicos en la cámara eran los miembros de la casa de Eöl, los hijos de Nárkaras, las Silobeingwennim y la familia real. Melian decreto su juicio para Alfirin, el cual fue que dejara de ser parte de sus doncellas para contraer matrimonio con la persona de su elección y que nunca se apartara de su lado.

En ese instante fue que Eöl hablo, con un gesto tan frío como los hielos del Helcaraxë, se dirigió a Meréksîr y a Maçcamim, dijo que tanto el joven elfo como su familia eran parte de sus sirvientes, por lo cual decidió que no podría casarse con la doncella, para evitar interferencias hizo mención del juicio dado por el rey. La única forma para que permitiera la boda, era que Maçcamim aceptara el reto de hacer la estatua que debía encontrarse en frente de la entrada a la cámara del Trono y que el hijo de Gond fuese el ganador.

La propuesta sorprendió a todos, a algunos los lleno de satisfacción y a otros los molesto. Maçcamim vio en ello la oportunidad de vengarse, si rechazaba la propuesta, impediría el matrimonio; pero si decidía participar, podría demostrar su superioridad ante el chico, humillarlo, detener la boda y a la vez destacar que no tuvo una mala voluntad contra Meréksîr, al permitirle la única posibilidad para el matrimonio que Eöl le dio.

A pesar de la situación tan ventajosa, Maçcamim se mostró desconfiado y pidió una garantía para que el concurso fuese legal. A esto Eöl contesto complacido que cada uno asignaría a la mitad del jurado, un total de 9 personas, de los cuales uno sería el mismo rey. Por fin el hijo de Nárkaras acepto.

Se acordó el día en que se mostraran las estatuas y cada quien tomo su camino. Desde el momento de llegar al Ala Este Meréksîr trabajo en su obra sin descanso alguno.
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Las noticias de los últimos problemas llegaron al sur de Region y por lo mismo a la casa de Eöl. Ante las malas nueva, Êletin decidió emprender el camino para apoyar a su hermano.

Llego a Menegroth una semana antes del día en que se debía evaluar el trabajo de los concursantes y busco de inmediato a sus parientes. Junto con Mithendô consoló al joven y lo animo a que se concentrara en su amor por Alfirin al esculpir la estatua, en lugar de pensar en su rival.

La tarde del día acordado se reunieron todos para evaluar el trabajo de ambos. Por parte de Maçcamim los jueces fueron Maercamim, su amigo Morngaladh, Daeron y Ayakidim, uno de los mejores arquero de Menegroth; mientras que Eöl eligió a Finn, Bregia, Boyne y a Daeradab. En medio de todos se sentó Elu Thingol.

El primero en mostrar su obra fue Maçcamim, quien descubrió una escultura de Tauron montado en Nahar y tocando su cuerno de caza Valaróma; finamente tallado en piedra caliza, con incrustaciones de gemas de los enanos y armadura de plata. A los presentes los dejo sorprendidos por su bellaza y por el majestuoso porte de la estatua, aunque no convenció del todo a los que en verdad habían conocido la gloria del Vala.

Al ver la impresión causada por su creación, Maçcamim sintió seguro su triunfo y miro a Meréksîr con arrogancia; pero el joven se mantuvo firme, ya que tenia a Êletin a su derecha y a Mithendô a su izquierda. Al ver que el joven elfo no reacciono como esperaba, Maçcamim le lanzo palabras de desprecio disfrazadas de un consuelo fingido. Entonces Eöl se acerco a su sirviente y coloco su mano derecha en el hombro de joven, ese gesto fue suficiente para que el hijo de Nárkaras guardara silencio.

Tan sólo los familiares de Meréksîr y los enanos supieron que Eöl apoyo al joven a su manera, lo exento de todos sus otros deberes, encargo que se le diera todo el alimentos, herramientas y materiales necesarios, e incluso consintió que otros le acompañaran; aunque se les prohibió ayudarle en su labor.

Llego el momento de que Meréksîr mostrara su trabajo, la expectación fue muy grande y la sorpresa aun mayor cuando el joven elfo revelo su escultura. Era una representación de Corollairë, toda la estatua era de mármol, tallada desde la base hasta la elevación de la colina para que diera la impresión de ser un pasto diminuto movido por el viento, en la base se podían ver pequeñas flores de oro y plata, que en su centro tenían incrustaciones de cuarzo. Lo que más impacto a los jueces fueron la majestuosidad de los árboles, los trancos y ramas eran también de mármol; pero las hojas y flores fueron hechos de algo muy diferente. A Silpion le coloco hojas de plata ondeando al viento, la delicadeza de las flores abiertas en plenitud era sublime y cada una de ellas tenía un cuarzo blanco en el interior. Mientras que a Culúrien le puso hojas de oro, en el cáliz de las flores con forma de cuernos dorados tenian engarzó piezas de jade.

Era cierto que Meréksîr nunca vio los árboles en su vida y que ni siquiera supo los nombres que les dieron en Valinor, hasta la llegada de los Noldor. Pero la descripción que de ellos hizo Alfirin durante sus largas caminatas, que a su vez venia de la misma Melian y por Elu Thingol, lo inspiro. Mas la guía en la labor no fueron los relatos ni el deseo de la victoria, sino su profundo amor por la doncella Alfirin y la luz que vio aquella extraña noche en la ojos de Luthien antes de ver a Alfirin; de ahí que con los ojos del alma, logro plasmar lo que otros no consiguieron, en lo cual tan solo fue superado por los que hizo el mismo Turgon en Gondolin.

A la hora de dar su veredicto, Bregia y Boyne se inclinaron por los árboles, aunque dijeron que era necesario mejorar algunos detalles. Finn, por su lado prefirió la estatua a caballo haciendo la misma aclaración, debido a su gusto por las armas. Daeradab de inmediato mostró su preferencia por los árboles.

Maercamim, Morngaladh y Daeron votaron por la obra de Maçcamim, aunque sus corazones sintieron regocijo al ver el Corollairë. Ayakidim mostró su agrado por los árboles, a pesar de que sus compañeros lo vieron con desprecio.

Thingol fue quien tomo la decisión final y acogió la escultura de los árboles como la de mayor estima. Una vez hecho esto Eöl anuncio su aprobación para la boda.

Lo que le he narrado no se recuerda, por que una vez que la gente de la Casa de Eöl dejo Menegroth, se revelo el rencor e ira de los elfos que se sintieron ofendidos y sacaron de los registros el nombre del que sería llamado el Elfo Negro, así como el de sus sirvientes. Se menciono el nombre de Maçcamim como uno de los artesanos, pero no como al más destacado. Mientras que la estatua de Tauron fue puesta en un salón con el nombre del autor grabado en la base; los árboles se pusieron en el frente de la puerta del trono, sin nombre alguno y de cuyo origen sólo se recordó que fue hecha por amor.

Melian se sintió inquieta por lo sucedido, ya que vio en esos hechos el reflejo de una sombra por venir en algunas edades y cuyas consecuencias eran aun inciertas. Pero de sus meditaciones guardo silencio.

Cuando regresaron al hogar, a Alfirin se le ensañaron los deberes y la forma de comportarse que tenia que seguir como parte de la servidumbre de Eöl, tan distintos a la forma de vida que llevo en Menegroth. Pero no se arrepintió, por que el amor entre ella y Meréksîr nunca disminuyo, a demás de que en la intimidad de sus aposentos, ella siempre vistió de blanco y se complacieron juntos en alegres bailes. Aun que por momentos, recordó con añoranza la gloria de Menegroth.

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Monday, September 10, 2007

Ahora son dos dibujos

Aqui estoy de nuevo con la intención de mostrarles un poco de mi expresión artística. En esta ocasión quiero mostrarles las fotos de dos dibujos a lápiz de color que hice cuando tenía 16 años.

El primero de ellos lo realice pensando en la oscuridad interna de cada persona, asechando, dispuesta a salir si le damos la oportunidad. Trate de darle una perspectiva distorsionada, como si fuera tomada con una lente panorámica.


El segundo lo dibuje pensando en el despertar del pensamiento, del raciocinio y del alma; al unir en un saber divino interno todo lo que somos. Esto hace que el ser evolucionado le de luz y vida a un mundo tanto oscuro como desértico, al menos esa fue mi intención. Que las alas no los hagan dudar, es un ser de luz y vida, solo que quise ser más apegado a la anatomía real de los mamíferos, al tipo de alas que nosotros tendríamos si fueran reales.

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Mithdraug - Capitulo 0: De la casa de Eöl

Mithdraug dirigió su mirada al fuego, en ese instante dio la impresión de entrar en trance, de que todo a su alrededor se desvaneciera; la orilla del bosque, la campiña y la aldea a medio reconstruir, las personas que emprendían el regreso a lo que quedo de sus hogares para poder descansar y disfrutar unas horas más con su familia, junto con agradecer a la buena ventura por tener la oportunidad de vivir un día más. Incluso le pareció a Agdor que el elfo olvido que del otro lado de la fogata, un anciano entre los hombres esperaba un relato que lo hiciera comprender, una historia con el cual entendiera a la persona frente a él.

El elfo levanto la mirada y hablo por fin:

- Tal y como le he dicho, yo no provengo de los llamados Altos Elfos, a aquellos que cruzaron el mar interior y vieron la luz de los árboles. De hecho, mis raíces tienen su origen en la Tierra Media de antaño, entre los Eldar de la oscuridad, los Sindar.

“Mi padre no fue un noble o un guerrero del que se cantaras gestas de gloría, por el contrarío, siempre se considero a si mismo como un sirviente o compañero de andanzas y nunca aprobó las aventuras de algún tipo. A causa de eso nunca le gustaron mucho los Noldor por su afán de poder y de gloria; pero hubo algo que admiro de ellos, al grado de superar el repudio que sentía, su habilidad para crear cosas, sobre todos si de herrería se tratara, ello sello su destino.”

“Sin embargo, me estoy adelantando en los acontecimientos, iré por el principio. Antes de que yo mismo naciera“.

1


Mi familia sirvió al más grande herrero elfo de Beleriand, a Eöl el Elfo Oscuro. Por lo que es necesario que hable de él.

Eöl vivió en la parte sur del bosque de Region durante las edades de las estrellas, era pariente de Elu Thingol rey de Menegroth. Pero no gustaba de la corte, de los tumultos o de hablar con los demás elfos; de carácter reservado y huraño, prefería la soledad en las lejanías del bosque y dedicarse a su única pasión, la herrería, arte que practico sin descanso hasta convertirse en el mejor en ello en el reino. Mas su arte lo reservo para si mismo y a nadie presto servicio alguna vez, con excepción del mismo Elu Thingol.

Cuando la sombra regreso a la Tierra Media y la reina Melian se vio forzada a crear un escudo para proteger las tierras que se llamaron Doriath. Eöl decidió partir al bosque Nan Elmoth, junto a los que le servían, con el permiso que el rey le dio a cambio de la espada Anglachel.

En Nan Elmoth, alrededor del año 300 de la primer edad, encontró y desposo a Aredhel. Gran parte de lo que ocurrió como consecuencia de este hecho es bien conocido; pero hay cosas que ni los sabios conocen y por desgracia, casi todos los que alguna vez supieron de ello, han dejado la Tierra Media para descansar en las estancias de Mandos hasta el día de la Dagor Dragolad.

Aredhel y Eöl se casarón, a pesar de que fue por presión y por encierro que ella acepto, aun que no fue en realidad desdichada, por que en Aredhel nació aprecio por su esposo y el bosque le era grato. Pero el amor no toco su corazón en esos lugares hasta que nació su hijo al cual llamo Lómion en la lengua de los Noldor.

La doncella de Aredhel fue Lothethuir, esposa de Garatndam, el más cercano a Eöl y su único amigo entre los elfos.

Fue Garatndam quien ayudo a Eöl a extraer el meteorito del que nació el galvorn, cuyos secretos conoció en parte Garatndam; pero tan sólo su creador, Eöl, pudo desarrollar y trabajar tan formidable material.

También fue Garatndam quien le dio el primer aviso sobre la aproximación de quien sería la esposa de su amo.

Junto con Garatndam y Lothethuir, otros 24 elfos servían a Eöl entre varones, mujeres y niños. Todos ellos reconocían como señor a Eöl, sabían que el rey autentico era Elu Thingol; pero en el bosque de Nan Elmoth no había más autoridad que la del Elfo Oscuro.

Los niños debían aprender desde la más temprana edad a ser respetuosos con sus padres y con el amo, que el silencio era lo más apreciado, por lo cual el habla era únicamente para la necesidad o lo imprescindible; si no tenias algo importante por comunicar era mejor callar. Junto a esto se enseñaba a tener una actitud serena, tranquila, recatada y reverencial a sus superiores.

Aquellos que vivían bajo la casa de Eöl, vestían de negro y de otros colores oscuros, algo muy contrastante con el resto de los Sindar de Beleriand. Junto con el negro las vestimentas eran de color gris, marrón y el verde de la corteza de los robles viejos.

De igual modo que los colores, la vestimenta era sórdida; las mujeres debían cubrirse la cara con velos y todos llevaban capuchas, las que sólo eran retiradas en casos de necesidad y en la mesa.

Todas las mujeres debían aprender desde la infancia los deberes del cuidado del hogar, mientras que los hombres debían iniciar las labores de la herrería desde muy temprana edad, ninguno podía evadir esas tareas.

La mayor parte de los sirvientes de la casa de Eöl pertenecían a la unión de 2 familias, cuyos padres a su vez sirvieron a los padres de Eöl. La mayor de esas familias era la de Maeggond, mientras que la otra fue la de Echereel, unidas en un principio por los hijos mayores de cada casa Garatndam y Lothethuir, respectivamente.

Desde que Eöl vivía en el sur de Region, busco a los mejores artesanos para que trabajaran con él y hacer cosas hermosas. En un principio los trabajos se limitaron a la madera y a la piedra, después siguió el manejo de oro, plata y cobre, no por que fueran del agrado de Eöl, sin por su fácil manipulación. El verdadero trabajo de la forja y la creación de maravillas derivadas de los frutos de Aüle se dio hasta que conoció a los enanos.

Garatndam acepto de inmediato la proposición de la amo Eöl y se llevo a su esposa Lothethuir. También convenció a su hermano Gond para que se les uniera. Gond a su vez partió con su esposa Sil y sus 4 hijos, Êletin, Merékgwaew, Rossethuir y Beinglinn.

Más tarde se les unieron Tâliramed, hermano de Lothethuir, con su esposa Maltaklaro y sus hijos Mithendô y Rosselaer.

Unos años después de que se instalaron en una lugar apartado y apacible del bosque, el hijo mayor de Tâliramed, Mithendô, y la hija menor de Gond, Beinglinn, contrajeron matrimonio. Con lo que se concreto la segunda unión entre las familias.

Los trabajos de los sirvientes de Eöl, en las lejanías de Region, comenzaron desde la construcción de sus hogares y de un taller, actividad en la que todos ayudaron, incluyendo al mismo amo. Por ello en un principio Eöl no se molesto si llegaba gente nuevo, siempre y cuando tuviera que ver con sus siervos ya existente y fuera de manos hábil. Lo que explica por que cuando Târdoron, sobrino de Garatndam y Gond, visito a sus parientes y pidió permiso para vivir entre ellos; tras haber visto la belleza de Rosselaer, Eöl lo acepto una vez que comprobó sus dones.

Poco después de que las casas de los habitantes estuvieran concluidas, nació Meréksîr, quinto hijo de Gond y Sil. Su educación fue muy difícil, era muy complicado disciplinarlo; su inquietud, curiosidad por todo y deseo de explicación iban en contra de las reglas de la casa. Las únicas personas que lograban calmarlo y tener un control sobre él eran Eöl, Garatndam y Êletin, ella no permitió que su hermano menor se encontrara en presencia de Eöl hasta que logro enseñarle lo que podía y no hacer el estar frente al amo. A Eöl y a Garatndam Meréksîr les tenía un profundo miedo, pero a su hermana le tenía más respeto y reverencia que a cualquiera, a ella, tan fuerte de carácter y presencia que fue la única que no porto velo ni capucha.
2

Pero ocurrió que un tiempo después, Eöl fue requerido en Menegroth. Él no quiso ir, pero la presión del rey y la paga prometida hicieron que aceptara.

En ese viaje fueron Garatndam, Târdoron y Meréksîr, este era considerado aun un niño cerca de la madures, pero fue imposible evitar que no se uniera al grupo por su insistencia. Se le condiciono a que no hablara con nadie y no hiciera algo en el palacio sin la autorización de Garatndam o de Eöl mismo.

Al llegar al palacio, Elu Thingol solicito a Eöl que lo ayudara en los trabajos de construcción de su hogar, por ello, lo que planeo como un viaje corto se convirtió en una estancia de meses. Envió a Meréksîr por Mithendô y por Merékgwaew para que ayudaran en los trabajos solicitados por el rey, a Gond se le pidió cuidar del hogar mientras estuvieran fuera.

Durante estas labores Eöl conoció por primera vez a los enanos de Nogrod y Belegost, debido a la habilidad que él demostró en los trabajos de construcción, los enanos lo tomaron en alta estima. Por su parte, Eöl también se sintió más cómodo entre la gente del pueblo menguado que entre los Sindar de su propio linaje.

Meréksîr sirvió como mensajero y lacayo, debido a su inexperiencia, en un principio no ayudo en los trabajos, por que Eöl lo consideraba inferior. Debido al cargo que se le asigno podía deambular por el palacio y ver las maravillas que en él existían; mas de todas las cosas que observo una le regocijo el corazón, Alfirin, la más joven de las doncellas de la reina.

La primer ocasión que la vio, él corría desde la superficie a las estancias más profundas para dar un mensaje urgente a su amo. Con el fin de tratar de ahorrar tiempo y evitar cansancio innecesario, decidió cortar camino por una de las galerías más grandes del palacio y a la cual Eöl mismo le prohibió el acceso, pues era la estancia de descanso reservada a las damas. Meréksîr no pregunto en aquella ocasión por que la prohibición, ya que el rey los acompaño en el recorrido y no quiso hacer algo que causara el disgusto de Eöl.

En ese momento le pareció una buena oportunidad para averiguar la respuesta a su incógnita y para cumplir con su deber al mismo tiempo.

Entro en el recinto sin ser visto y se encontró con una de las maravillas ocultas de Menegroth. El tamaño de la estancia supero sus expectativas, la mejor forma de describirla seria el pensar en un enorme jardín, con arbustos, algunos árboles, campos de flores y un riachuelo que conducía a una pequeña laguna en el centro. Una hermosa luz de estrellas entraba por una hendidura en la roca del techo a unas decenas de metros, ese brillo era reproducido muchas veces por cientos de joyas y cristales incrustados en las paredes y el techo; con lo que estar en la habitación era como encontrarse en el interior de una estrella, hermosa, brillante, cuya luz cambia en una gama enorme de colores y de matices, según la dirección en que se mirara. Se dijo que esta habitación fue uno de los consuelos de Melian en la época del regreso de la oscuridad, cuando los asuntos del reino le impidieron visitar los bosques del exterior.

Ese maravilloso lugar fue conocido por muy pocos, ya que se reservo a la reina Melian, a sus doncellas principales, las Silobeingwennim, y a Luthien; quien prefirió desde una inicio la vastedad y libertad de los bosques. A este lugar tan sólo entraron hombres durante su construcción, desde el instante en que se concluyo, ni siquiera el mismo Elu Thingol puso pie ahí, hasta la invasión de los Fëanorioni. Debido a ello, su recuerdo se perdió de las crónicas y leyendas.

En ese lugar, Meréksîr fue descubierto por Alfirin y estuvo a punto de dar la alerta. Mas el destino quiso algo distinto para ellos, el deseo y el amor despertaron en ambos e incluso ella se arriesgo para salvarlo, cuando dos Silobeingwennim de nombres Laugtim y Lawsnawa entraron para tomar una ducha en la laguna.

Una vez que Meréksîr se escondió, Alfirin monto una distracción al animar a sus amigas para que tomaran el baño juntas, con lo cual el joven elfo pudo haber escapado. Pero en lugar de eso, se quedo paralizado al ver el hermoso cuerpo desnudo de la joven, así como los juegos que ella y sus amigas iniciaron en el acto. Con todo lo ocurrido, una sospecha despertó en Laugtim.

Después de muchas horas, Alfirin dejo la cámara y Meréksîr se alejo lo más rápido que pudo para tratar de llegar a donde su señor para darle el recado; pero el retraso era demasiado grande y una conversación que escucho en el camino le mostró la gravedad de se hecho.

- ¿Qué ocurre?, ¿Por qué tan molesto?.
- ¿Cómo que por qué? Tenemos un retrazo muy grande en el Ala Norte, no ha habido algún mensaje de los gonnhirrim que faltan y no podemos continuar con la excavación.
- ¿Y qué hay con los Edhelim de Eöl? ¿Por qué no les dicen que los ayuden?
- ¿A esos? Son unos pedantes, no se que es peor; si tratar con los Naugrim más testarudos o con algunos de la casa de ese, por cierto, no creo que sea correcto que los llames Edhelim.

En ese momento pasaron al lado de Meréksîr, por un instante él quiso voltear y enfrentarlo, pero el recuerdo del mensaje hizo que se reprimiera y hecho a correr. Antes de que se alejaran mucho alcanza a escuchar.

- ¿Qué despectivo?
- Vamos Daeron, no me vas a decir que les tienes estima.
- Claro que no, pero me parece innecesario tanto rechazo.
- Ellos son los que se aíslan, no nosotros. A demás, tú que puedes decir, te la pasas todo el tiempo fuera del palacio, recorriendo los bosque, tocando la flauta para que la princesa Luthien baile al compás de tu música.

Déjeme explicarle una poco sobre la identidad de aquellos a quienes escucho Meréksîr, el primero era Daeron, al cual usted debe recordar como el bardo de Elu Thingol y enamorado no correspondido de Luthien; fue él quien invento las Cirth, o como ustedes los hombres las llaman, las runas de los enanos. Pero no fueron de los enanos en un principio, sino de los elfos de Menegroth, o por lo menos ese era el deseo de Daeron; mas en ellos no nació el amor por las Cirth y rápidamente fueron dejadas cuando los Noldor de más allá del mar trajeron las tengwar, que adaptaron a su pensamiento y forma de ver la vida, tan distinta entre los dos pueblos.

El segundo en hablar era Maçcamim, hijo mayor de un primo segundo de Elu Thingol, Nárkaras. En Menegroth fue uno de los más hábiles en el artes de plasmar imágenes, por lo que dirigió los trabajos de los Sindar en la construcción del palacio, con excepción de Eöl y los suyos.

Desde un principio, el que después fuese llamado el Elfo Negro, desdeño las ordenes y los consejos del joven artista sin importar si eran buenas, prácticas o servían a la estética del palacio; los únicos juicios de su labor los permitió de Garatndam, Thingol o del líder de los enanos traídos de Belegost, Finn.

A esto se agregaron los retrasos en la construcción de las últimas Alas de Menegroth, entre las que se incluyo a las que se convirtieron en las bastas armerías.

Cuando Meréksîr entro en el Ala Este, busco a Eöl para darle las noticias urgentes. Dicho mensaje era el aviso de la pronta llegada de Bregia de Nogrod, un gran artista de los enanos y cuyo nieto Telchar se convirtió en el mejor herrero de las Montañas Azules .

Eöl respondió al mismo con indiferencia y desdén, fue Mithendô quien explico a Meréksîr que el enano había llegado con su gente una hora antes, por lo cual Eöl estaba muy molesto con el joven elfo. Pero la tensión en ese instante era por la presión de Maercamim, hermano menor de Maçcamim; quien quería que los nuevos Naugrim fueran a trabajar al Ala Norte, mientras que Finn, Eöl, Garatndam y el mismo Bregia deseaban terminar el Ala Este antes. En ese momento llegaron Daeron y Maçcamim.

La discusión se hizo más acalorada, ya que las pretensiones de Maçcamim de ordenar tanto a los enanos como a los elfos de Eöl complicaron todo. Al grado de poner en riesgo la ayuda de los Naugrim en la construcción.

La solución al conflicto llego cuando Daeron intervino en la conversación para calmar los ánimos, lo cual condujo a revelar la invención de las Cirth y el deseo del rey de que junto con los adornos se plasmara en los muros de piedra la historia de la peregrinación de los Eldar hasta el encuentro con Melian. El descubrir la existencia de esa escritura sobre la roca llamo la atención de los enanos y por concejo de un amigo de Bregia llamado Boyne, propusieron un trato; que la mitad de los provenientes de Belegost y la mitad de los de Nogrod, que ya habían llegado antes, los ayudaran, si Daeron se quedaba en el Ala Este para hacer su trabajo, junto con Finn, Bregia, Eöl y los suyos. Eso no complació a Maçcamim, pero tuvo que aceptar.

En ese momento se decidió quienes irían al Ala Norte y partieron en el acto, mientras que el resto volvieron a su trabajo. Cuando Maçcamim se dirigió a la salida, se llevo a Daeron para decirle algo antes de irse; lo cual escucho Meréksîr, por que el miedo al castigo que Eöl le daría impidió que se introdujera en la cámara.

- Ahora comprendes lo que te dije.
- Si, ya entiendo, pero lo que menos necesitamos son discusiones que no nos lleven a ningún lugar.
- Lo se, lo se.

Después de que Maçcamim se fue, Garatndam se dirigió muy molesto a Meréksîr, con un martillo en una mano y un cincel en la otra. Le dio las herramientas, lo llevo al fondo de la galeria y le ordeno cavar en la roca sólida.

Meréksîr paso un día completo cavando en la parte más dura de la cámara, sin que le permitieran comer o dormir un solo instante. Cuando por fin termino de dar forma a una sección del muro, lo sacaron del castillo por una puerta oculta para no llamar la atención, lo llevaron a una parte poco transitada, lo ataron a un árbol y lo dejaron sin agua ni comida para que meditara sobre sus acciones. Eso lo dejo agotado, pero el recuerdo de Alfirin le dio el consuelo y la fuerza para soportar todo ello.

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Monday, September 03, 2007

Mithdraug - Introducción


Esta historia no busca enaltecer las hazañas de algún guerrero, mago o aventurero. Su propósito es el de dar testimonio de lo que paso y de completar las viejas leyendas, dar fe de lo que fue verdad y que se ha perdido con el tiempo; comprender lo que es ahora y lo que será.


Esto es parte del saber olvidado en los enseres del tiempo y de lo que otros han ignorado; ya que desde un inicio se formó en las sombras, en sitios de misterio, en los lugares donde pocos de los suyos han estado y ninguno de ustedes recuerda.



Introducción


El elfo permaneció en silencio, el anciano lo miro con impaciencia y nerviosismo, pues habían pasado muchas generaciones de hombres desde que un elfo se presentara ante su gente. Algunas leyendas decían que hubo amistad entre los 2 pueblos, pero desde tiempo atrás no eran más que cuentos para dormir a los niños y hacerlos soñar, cosas que al crecer se olvidan. Él en persona los llego a ver en su juventud, pero para ello vivió muchas penuria y amargos momentos, mas ninguno de ellos acudió por su propia voluntad ante la presencia de este hombre.

El anciano vio nuevamente los ojos del elfo y le parecieron tan viejos como la Tierra, pero al mismo tiempo vio en ellos la luz de vitalidad que los humanos solo conservan en su juventud. Reparo en la herida que recorría la parte derecha del rostro del elfo, desde la altura media de la frente hasta llegar a la mitad de la mejilla; era una línea fina y bien trazada, que daba la impresión de haber sido hecha por el fuego, lo que despertó aun más la curiosidad del anciano ¿Cuál pudo ser la causa de que un elfo tuviera un daño como ese? junto con el misterio de que no hubiera perdido ese ojo.


Las llamas de la fogata que los separaban se reflejaron en los ojos grises del elfo y el brillo que emano hizo que el viejo bajara la mirada. El elfo comenzó a hablar en ese instante.

- El día de ayer, cuando nos encontramos, usted quiso que le hablara de los motivos de mi visita; pero las circunstancias no fueron las adecuadas para charlar. Me parece que este es el momento para responder su pregunta.

El viejo hizo un gesto de querer hablar y el elfo lo percibió, por lo cual guardo silencio; el anciano titubeo por un momento, pero al ver que el gesto de su interlocutor era sincero y no un acto de soberbia, decidió hacer continuar.

- Noble señor, disculpe mi atrevimiento; pero ¿Cuál es el nombre del salvador de mi gente?, y especialmente de mi hija. Me parece que lo habéis dicho antes, al terminar el combate; mas mi memoria ha declinado, el terror aun domina mis sentidos y ahora no lo recuerdo con claridad.

El elfo sonrió por primera vez, era un gesto franco de simpatía, después volvió a su actitud anterior y le dijo al viejo.

- Señor Agdor, usted y su gente pueden llamarme Mithdraug; aun que le confieso que en otras épocas y lugares tuve otros nombres, junto con otros propósitos de vida.

- ¿Otros propósitos?- pregunto Agdor de modo impulsivo y con curiosidad. Al notar la osadía cometida, se ajito con inquietud y agrego- Perdone mi imprudencia, nunca he estado en una situación como esta y por momentos olvido que no estoy ante los jóvenes de mi pueblo.

- No se preocupe, que por la causa inicial de mi llegada aquí, me parece justa la pregunta; créame que en otros tiempos, lugares y situaciones lo hubiera tomado a mal. Pero todo es diferente en estos días, el recuerdo de las desgracias que el orgullo provoca, junto con sus hermanas la arrogancia y la necedad, bastan para que comprenda su posición.- el elfo guardo silencio por un momento con un gesto meditativo y agrego- Creo que mis asuntos pueden esperar una noche más, si así lo desea puedo contarle de mi vida; sería el tercer humano a quien se la narro, aun que debo advertirle que tomara toda la noche, o quizá más.

Una vez dicho esto, Agdor se tranquilizo. Pero no pudo ocultar el efecto que las palabras del elfo le causaron; no comprendió el significado de ellas ni su sentido, esto animo más su curiosidad.

- Será un honor escucharlo, prosiga con su relato; Mithdraug, Alto Elfo.

- Gracias por su generosidad, pero debo aclarar que a pesar de que compartí los infortunios, alegrías y venturas de los llamados Altos Elfos; no tengo la gracia de que se me cuente entre ellos, ya que mi linaje es otro. Esto no significa un pesar para mí, ya que gracias a ello también he gozado de la paz, de una tranquilidad que muchos de ellos únicamente encuentran en sus sueños más profundos e íntimos; el último camino que les queda para volver a las tierras que dejaron atrás y a las que nunca han de regresar.

Esto provoco asombro en el anciano, por que él ya había visto varios elfos en una parte de su vida, en una época errante, y tenía la certeza de poder distinguir a los llamados Altos Elfos de los elfos verdes u oscuros; pero este extraño era un reto para su experiencia.

- Mi señor Mithdraug, mi pueblo no ha tenido contacto con los elfos en muchas años, tantos que algunos habían dejado de creer en ellos. Pero yo he viajado a las tierras del norte, he llegado a estar con elfos errantes que dicen pertenecer a la viaje raza de los Noldor y con otros del Bosque Negro, por lo que tengo algo de conocimiento de ustedes. A demás mi familia desciende de la gente de Númenor, aun que actualmente mi hija y yo somos los únicos en estos lares que lo recuerda. Conocemos las viejas historias de Oesternesse y algunas de los días anteriores. Por ellos creo saber que debe usted tener de la sangre noble entre los suyos.

- Lamento deciros que no es como usted piensa, se muy bien que lo que dice es verdad, que entre los hombres usted es sabio y docto. Pero hay más en el mundo de los elfos de lo que usted puede imaginar, sobretodo si hablamos de los días antiguos. Cuando termine de escuchar mi relato comprenderá.

Nuevamente el elfo guardo silencio, la causa de la interrupción fue que la hija del viejo se acerco a ellos con dos platos en las manos.

- Disculpen la intromisión, pero es hora de que coman algo.
- Hija por favor, no seas entrometida- dijo Agdor algo irritado.
- Pero padre, nuestro invitado no ha probado bocado por ayudarnos en las reparaciones de la aldea y tu no puedes descuidar tu salud.

El viejo quiso contestar, pero el elfo lo interrumpió.

- Será un placer comer algo preparado por su hija- al decir esto Mithdraug miro a la humana de forma tierna, era una mujer de edad media entre los hombres; su juventud ya había pasado, pero su belleza no menguo con la edad. Volvió sus ojos a Agdor y dijo- Recuerde que mi relato va a ser largo y si no recobra fuerzas, le sera muy dificil mantenerse despierto cuando llegarmos al final del mismo. Podemos hablar mientras comemos.
- Esta bien- contesto Agdor con un poco de recelo.- Lo escucho mi señor.

La hija de Agdor sirvió mientras tanto los platos. En el momento en que le dio la espalda a su padre y vio de frente al elfo, le sonrió con gran dulzura mientras lanzo un guiñe de complicidad. Mithdraug no cambio su expresión, pero la mirada con la que contesto el gesto de la dama, mostró la alegría que sentía en ese instante.

Una vez que la mujer dejo los enceres para comer, se retiro del lugar. No sin antes dar un beso de despedida a su padre y de tocar con ternura el hombro derecho del elfo.

Cuando la imagen de la hermosa humana se desvaneció en la penumbra, Mithdraug miro al viejo y dijo:

- Me alego de que conozca parte de las leyendas de los Días Antiguas, cuando la Tierra era joven y los padres de los hombres eran aun una profecía entre los elfos, de los primeros días del sol y de cuando el enemigo oscuro de todos los pueblos moró en la Tierra Media; por que mi relato se remonta a esa época perdida, a ese mundo olvida.

Las llamas de la fogata saltaron crepitosamente cuando una ráfaga de viento paso entre ellos, paresia como si un misterioso embrujo obrara en ese lugar alejado de la Marca, a unas millas al oeste del Abismo de Helm.

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Saturday, September 01, 2007

Fotos de otras dos figuras de plastilina.

Hola amigos, en esta ocasión les muestro fotografías de dos figuras humanas.
La primera es de un hombre, la hice hace algunos años; tiene esqueleto de alambre galvanizado y me centre más que nada en la forma de los músculos en el cuerpo, agregado a una apariencia estilizada. Sus medidas son 15 cm de alto, 8 cm de largo y 6.5 cm de ancho.








































La siguiente figura es la de una mujer joven, en este caso lo que más me intereso fue hacer un cuerpo bello, aun que muy estilizado y esbelto; posee un esqueleto de alambre de cobre, sus dimensiones son 15 cm de alto, 6.8 cm de largo y 4.4 cm de ancho.



























































Bueno, por ahora eso es todo es cuanto a figuras de platilina.
Cuidense mucho y que les vaya muy bien.

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