Mithdraug dirigió su mirada al fuego, en ese instante dio la impresión de entrar en trance, de que todo a su alrededor se desvaneciera; la orilla del bosque, la campiña y la aldea a medio reconstruir, las personas que emprendían el regreso a lo que quedo de sus hogares para poder descansar y disfrutar unas horas más con su familia, junto con agradecer a la buena ventura por tener la oportunidad de vivir un día más. Incluso le pareció a Agdor que el elfo olvido que del otro lado de la fogata, un anciano entre los hombres esperaba un relato que lo hiciera comprender, una historia con el cual entendiera a la persona frente a él.
El elfo levanto la mirada y hablo por fin:
- Tal y como le he dicho, yo no provengo de los llamados Altos Elfos, a aquellos que cruzaron el mar interior y vieron la luz de los árboles. De hecho, mis raíces tienen su origen en la Tierra Media de antaño, entre los Eldar de la oscuridad, los Sindar.
“Mi padre no fue un noble o un guerrero del que se cantaras gestas de gloría, por el contrarío, siempre se considero a si mismo como un sirviente o compañero de andanzas y nunca aprobó las aventuras de algún tipo. A causa de eso nunca le gustaron mucho los Noldor por su afán de poder y de gloria; pero hubo algo que admiro de ellos, al grado de superar el repudio que sentía, su habilidad para crear cosas, sobre todos si de herrería se tratara, ello sello su destino.”
“Sin embargo, me estoy adelantando en los acontecimientos, iré por el principio. Antes de que yo mismo naciera“.
1
Mi familia sirvió al más grande herrero elfo de Beleriand, a Eöl el Elfo Oscuro. Por lo que es necesario que hable de él.
Eöl vivió en la parte sur del bosque de Region durante las edades de las estrellas, era pariente de Elu Thingol rey de Menegroth. Pero no gustaba de la corte, de los tumultos o de hablar con los demás elfos; de carácter reservado y huraño, prefería la soledad en las lejanías del bosque y dedicarse a su única pasión, la herrería, arte que practico sin descanso hasta convertirse en el mejor en ello en el reino. Mas su arte lo reservo para si mismo y a nadie presto servicio alguna vez, con excepción del mismo Elu Thingol.
Cuando la sombra regreso a la Tierra Media y la reina Melian se vio forzada a crear un escudo para proteger las tierras que se llamaron Doriath. Eöl decidió partir al bosque Nan Elmoth, junto a los que le servían, con el permiso que el rey le dio a cambio de la espada Anglachel.
En Nan Elmoth, alrededor del año 300 de la primer edad, encontró y desposo a Aredhel. Gran parte de lo que ocurrió como consecuencia de este hecho es bien conocido; pero hay cosas que ni los sabios conocen y por desgracia, casi todos los que alguna vez supieron de ello, han dejado la Tierra Media para descansar en las estancias de Mandos hasta el día de la Dagor Dragolad.
Aredhel y Eöl se casarón, a pesar de que fue por presión y por encierro que ella acepto, aun que no fue en realidad desdichada, por que en Aredhel nació aprecio por su esposo y el bosque le era grato. Pero el amor no toco su corazón en esos lugares hasta que nació su hijo al cual llamo Lómion en la lengua de los Noldor.
La doncella de Aredhel fue Lothethuir, esposa de Garatndam, el más cercano a Eöl y su único amigo entre los elfos.
Fue Garatndam quien ayudo a Eöl a extraer el meteorito del que nació el galvorn, cuyos secretos conoció en parte Garatndam; pero tan sólo su creador, Eöl, pudo desarrollar y trabajar tan formidable material.
También fue Garatndam quien le dio el primer aviso sobre la aproximación de quien sería la esposa de su amo.
Junto con Garatndam y Lothethuir, otros 24 elfos servían a Eöl entre varones, mujeres y niños. Todos ellos reconocían como señor a Eöl, sabían que el rey autentico era Elu Thingol; pero en el bosque de Nan Elmoth no había más autoridad que la del Elfo Oscuro.
Los niños debían aprender desde la más temprana edad a ser respetuosos con sus padres y con el amo, que el silencio era lo más apreciado, por lo cual el habla era únicamente para la necesidad o lo imprescindible; si no tenias algo importante por comunicar era mejor callar. Junto a esto se enseñaba a tener una actitud serena, tranquila, recatada y reverencial a sus superiores.
Aquellos que vivían bajo la casa de Eöl, vestían de negro y de otros colores oscuros, algo muy contrastante con el resto de los Sindar de Beleriand. Junto con el negro las vestimentas eran de color gris, marrón y el verde de la corteza de los robles viejos.
De igual modo que los colores, la vestimenta era sórdida; las mujeres debían cubrirse la cara con velos y todos llevaban capuchas, las que sólo eran retiradas en casos de necesidad y en la mesa.
Todas las mujeres debían aprender desde la infancia los deberes del cuidado del hogar, mientras que los hombres debían iniciar las labores de la herrería desde muy temprana edad, ninguno podía evadir esas tareas.
La mayor parte de los sirvientes de la casa de Eöl pertenecían a la unión de 2 familias, cuyos padres a su vez sirvieron a los padres de Eöl. La mayor de esas familias era la de Maeggond, mientras que la otra fue la de Echereel, unidas en un principio por los hijos mayores de cada casa Garatndam y Lothethuir, respectivamente.
Desde que Eöl vivía en el sur de Region, busco a los mejores artesanos para que trabajaran con él y hacer cosas hermosas. En un principio los trabajos se limitaron a la madera y a la piedra, después siguió el manejo de oro, plata y cobre, no por que fueran del agrado de Eöl, sin por su fácil manipulación. El verdadero trabajo de la forja y la creación de maravillas derivadas de los frutos de Aüle se dio hasta que conoció a los enanos.
Garatndam acepto de inmediato la proposición de la amo Eöl y se llevo a su esposa Lothethuir. También convenció a su hermano Gond para que se les uniera. Gond a su vez partió con su esposa Sil y sus 4 hijos, Êletin, Merékgwaew, Rossethuir y Beinglinn.
Más tarde se les unieron Tâliramed, hermano de Lothethuir, con su esposa Maltaklaro y sus hijos Mithendô y Rosselaer.
Unos años después de que se instalaron en una lugar apartado y apacible del bosque, el hijo mayor de Tâliramed, Mithendô, y la hija menor de Gond, Beinglinn, contrajeron matrimonio. Con lo que se concreto la segunda unión entre las familias.
Los trabajos de los sirvientes de Eöl, en las lejanías de Region, comenzaron desde la construcción de sus hogares y de un taller, actividad en la que todos ayudaron, incluyendo al mismo amo. Por ello en un principio Eöl no se molesto si llegaba gente nuevo, siempre y cuando tuviera que ver con sus siervos ya existente y fuera de manos hábil. Lo que explica por que cuando Târdoron, sobrino de Garatndam y Gond, visito a sus parientes y pidió permiso para vivir entre ellos; tras haber visto la belleza de Rosselaer, Eöl lo acepto una vez que comprobó sus dones.
Poco después de que las casas de los habitantes estuvieran concluidas, nació Meréksîr, quinto hijo de Gond y Sil. Su educación fue muy difícil, era muy complicado disciplinarlo; su inquietud, curiosidad por todo y deseo de explicación iban en contra de las reglas de la casa. Las únicas personas que lograban calmarlo y tener un control sobre él eran Eöl, Garatndam y Êletin, ella no permitió que su hermano menor se encontrara en presencia de Eöl hasta que logro enseñarle lo que podía y no hacer el estar frente al amo. A Eöl y a Garatndam Meréksîr les tenía un profundo miedo, pero a su hermana le tenía más respeto y reverencia que a cualquiera, a ella, tan fuerte de carácter y presencia que fue la única que no porto velo ni capucha.
2
Pero ocurrió que un tiempo después, Eöl fue requerido en Menegroth. Él no quiso ir, pero la presión del rey y la paga prometida hicieron que aceptara.
En ese viaje fueron Garatndam, Târdoron y Meréksîr, este era considerado aun un niño cerca de la madures, pero fue imposible evitar que no se uniera al grupo por su insistencia. Se le condiciono a que no hablara con nadie y no hiciera algo en el palacio sin la autorización de Garatndam o de Eöl mismo.
Al llegar al palacio, Elu Thingol solicito a Eöl que lo ayudara en los trabajos de construcción de su hogar, por ello, lo que planeo como un viaje corto se convirtió en una estancia de meses. Envió a Meréksîr por Mithendô y por Merékgwaew para que ayudaran en los trabajos solicitados por el rey, a Gond se le pidió cuidar del hogar mientras estuvieran fuera.
Durante estas labores Eöl conoció por primera vez a los enanos de Nogrod y Belegost, debido a la habilidad que él demostró en los trabajos de construcción, los enanos lo tomaron en alta estima. Por su parte, Eöl también se sintió más cómodo entre la gente del pueblo menguado que entre los Sindar de su propio linaje.
Meréksîr sirvió como mensajero y lacayo, debido a su inexperiencia, en un principio no ayudo en los trabajos, por que Eöl lo consideraba inferior. Debido al cargo que se le asigno podía deambular por el palacio y ver las maravillas que en él existían; mas de todas las cosas que observo una le regocijo el corazón, Alfirin, la más joven de las doncellas de la reina.
La primer ocasión que la vio, él corría desde la superficie a las estancias más profundas para dar un mensaje urgente a su amo. Con el fin de tratar de ahorrar tiempo y evitar cansancio innecesario, decidió cortar camino por una de las galerías más grandes del palacio y a la cual Eöl mismo le prohibió el acceso, pues era la estancia de descanso reservada a las damas. Meréksîr no pregunto en aquella ocasión por que la prohibición, ya que el rey los acompaño en el recorrido y no quiso hacer algo que causara el disgusto de Eöl.
En ese momento le pareció una buena oportunidad para averiguar la respuesta a su incógnita y para cumplir con su deber al mismo tiempo.
Entro en el recinto sin ser visto y se encontró con una de las maravillas ocultas de Menegroth. El tamaño de la estancia supero sus expectativas, la mejor forma de describirla seria el pensar en un enorme jardín, con arbustos, algunos árboles, campos de flores y un riachuelo que conducía a una pequeña laguna en el centro. Una hermosa luz de estrellas entraba por una hendidura en la roca del techo a unas decenas de metros, ese brillo era reproducido muchas veces por cientos de joyas y cristales incrustados en las paredes y el techo; con lo que estar en la habitación era como encontrarse en el interior de una estrella, hermosa, brillante, cuya luz cambia en una gama enorme de colores y de matices, según la dirección en que se mirara. Se dijo que esta habitación fue uno de los consuelos de Melian en la época del regreso de la oscuridad, cuando los asuntos del reino le impidieron visitar los bosques del exterior.
Ese maravilloso lugar fue conocido por muy pocos, ya que se reservo a la reina Melian, a sus doncellas principales, las Silobeingwennim, y a Luthien; quien prefirió desde una inicio la vastedad y libertad de los bosques. A este lugar tan sólo entraron hombres durante su construcción, desde el instante en que se concluyo, ni siquiera el mismo Elu Thingol puso pie ahí, hasta la invasión de los Fëanorioni. Debido a ello, su recuerdo se perdió de las crónicas y leyendas.
En ese lugar, Meréksîr fue descubierto por Alfirin y estuvo a punto de dar la alerta. Mas el destino quiso algo distinto para ellos, el deseo y el amor despertaron en ambos e incluso ella se arriesgo para salvarlo, cuando dos Silobeingwennim de nombres Laugtim y Lawsnawa entraron para tomar una ducha en la laguna.
Una vez que Meréksîr se escondió, Alfirin monto una distracción al animar a sus amigas para que tomaran el baño juntas, con lo cual el joven elfo pudo haber escapado. Pero en lugar de eso, se quedo paralizado al ver el hermoso cuerpo desnudo de la joven, así como los juegos que ella y sus amigas iniciaron en el acto. Con todo lo ocurrido, una sospecha despertó en Laugtim.
Después de muchas horas, Alfirin dejo la cámara y Meréksîr se alejo lo más rápido que pudo para tratar de llegar a donde su señor para darle el recado; pero el retraso era demasiado grande y una conversación que escucho en el camino le mostró la gravedad de se hecho.
- ¿Qué ocurre?, ¿Por qué tan molesto?.
- ¿Cómo que por qué? Tenemos un retrazo muy grande en el Ala Norte, no ha habido algún mensaje de los gonnhirrim que faltan y no podemos continuar con la excavación.
- ¿Y qué hay con los Edhelim de Eöl? ¿Por qué no les dicen que los ayuden?
- ¿A esos? Son unos pedantes, no se que es peor; si tratar con los Naugrim más testarudos o con algunos de la casa de ese, por cierto, no creo que sea correcto que los llames Edhelim.
En ese momento pasaron al lado de Meréksîr, por un instante él quiso voltear y enfrentarlo, pero el recuerdo del mensaje hizo que se reprimiera y hecho a correr. Antes de que se alejaran mucho alcanza a escuchar.
- ¿Qué despectivo?
- Vamos Daeron, no me vas a decir que les tienes estima.
- Claro que no, pero me parece innecesario tanto rechazo.
- Ellos son los que se aíslan, no nosotros. A demás, tú que puedes decir, te la pasas todo el tiempo fuera del palacio, recorriendo los bosque, tocando la flauta para que la princesa Luthien baile al compás de tu música.
Déjeme explicarle una poco sobre la identidad de aquellos a quienes escucho Meréksîr, el primero era Daeron, al cual usted debe recordar como el bardo de Elu Thingol y enamorado no correspondido de Luthien; fue él quien invento las Cirth, o como ustedes los hombres las llaman, las runas de los enanos. Pero no fueron de los enanos en un principio, sino de los elfos de Menegroth, o por lo menos ese era el deseo de Daeron; mas en ellos no nació el amor por las Cirth y rápidamente fueron dejadas cuando los Noldor de más allá del mar trajeron las tengwar, que adaptaron a su pensamiento y forma de ver la vida, tan distinta entre los dos pueblos.
El segundo en hablar era Maçcamim, hijo mayor de un primo segundo de Elu Thingol, Nárkaras. En Menegroth fue uno de los más hábiles en el artes de plasmar imágenes, por lo que dirigió los trabajos de los Sindar en la construcción del palacio, con excepción de Eöl y los suyos.
Desde un principio, el que después fuese llamado el Elfo Negro, desdeño las ordenes y los consejos del joven artista sin importar si eran buenas, prácticas o servían a la estética del palacio; los únicos juicios de su labor los permitió de Garatndam, Thingol o del líder de los enanos traídos de Belegost, Finn.
A esto se agregaron los retrasos en la construcción de las últimas Alas de Menegroth, entre las que se incluyo a las que se convirtieron en las bastas armerías.
Cuando Meréksîr entro en el Ala Este, busco a Eöl para darle las noticias urgentes. Dicho mensaje era el aviso de la pronta llegada de Bregia de Nogrod, un gran artista de los enanos y cuyo nieto Telchar se convirtió en el mejor herrero de las Montañas Azules .
Eöl respondió al mismo con indiferencia y desdén, fue Mithendô quien explico a Meréksîr que el enano había llegado con su gente una hora antes, por lo cual Eöl estaba muy molesto con el joven elfo. Pero la tensión en ese instante era por la presión de Maercamim, hermano menor de Maçcamim; quien quería que los nuevos Naugrim fueran a trabajar al Ala Norte, mientras que Finn, Eöl, Garatndam y el mismo Bregia deseaban terminar el Ala Este antes. En ese momento llegaron Daeron y Maçcamim.
La discusión se hizo más acalorada, ya que las pretensiones de Maçcamim de ordenar tanto a los enanos como a los elfos de Eöl complicaron todo. Al grado de poner en riesgo la ayuda de los Naugrim en la construcción.
La solución al conflicto llego cuando Daeron intervino en la conversación para calmar los ánimos, lo cual condujo a revelar la invención de las Cirth y el deseo del rey de que junto con los adornos se plasmara en los muros de piedra la historia de la peregrinación de los Eldar hasta el encuentro con Melian. El descubrir la existencia de esa escritura sobre la roca llamo la atención de los enanos y por concejo de un amigo de Bregia llamado Boyne, propusieron un trato; que la mitad de los provenientes de Belegost y la mitad de los de Nogrod, que ya habían llegado antes, los ayudaran, si Daeron se quedaba en el Ala Este para hacer su trabajo, junto con Finn, Bregia, Eöl y los suyos. Eso no complació a Maçcamim, pero tuvo que aceptar.
En ese momento se decidió quienes irían al Ala Norte y partieron en el acto, mientras que el resto volvieron a su trabajo. Cuando Maçcamim se dirigió a la salida, se llevo a Daeron para decirle algo antes de irse; lo cual escucho Meréksîr, por que el miedo al castigo que Eöl le daría impidió que se introdujera en la cámara.
- Ahora comprendes lo que te dije.
- Si, ya entiendo, pero lo que menos necesitamos son discusiones que no nos lleven a ningún lugar.
- Lo se, lo se.
Después de que Maçcamim se fue, Garatndam se dirigió muy molesto a Meréksîr, con un martillo en una mano y un cincel en la otra. Le dio las herramientas, lo llevo al fondo de la galeria y le ordeno cavar en la roca sólida.
Meréksîr paso un día completo cavando en la parte más dura de la cámara, sin que le permitieran comer o dormir un solo instante. Cuando por fin termino de dar forma a una sección del muro, lo sacaron del castillo por una puerta oculta para no llamar la atención, lo llevaron a una parte poco transitada, lo ataron a un árbol y lo dejaron sin agua ni comida para que meditara sobre sus acciones. Eso lo dejo agotado, pero el recuerdo de Alfirin le dio el consuelo y la fuerza para soportar todo ello.
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